por la pequeña boca del caño,
rozando su lengua oxidada,
caen las letras de tu nombre,
la noche
y su gran capa,
tus ojos que me miran
con sus blancas pupilas
como lunas chiquitas,
niña tiza,
el follaje de mis paredes
se va tornando taciturno,
tus colores se esfuman
al sacudir mis sábanas
sobre el retrete mostaza,
hay un cuadro ausente frente a nosotros,
hay un tablero de ajedrez debajo nuestro
que siempre pisamos sin saber,
o talvez sabiendo mejor que nadie,
que andamos jugando al jaque mate infinito,
hay tizas regadas a lado nuestro,
hay tizas,
niña pequeña,
como mundos que nos rodean y nos observan,
como gigantes que nos aplastan
con su calzado,
yo quisiera decirte,
a modo de pregunta,
qué hacer si la asfixia
y la desesperación parecen abrazarnos
a cada instante,
qué hacer con nuestros diminutos dedos,
con el papel blanco donde no cabe
todo el cielo,
solo partecitas sueltas y dispersas,
como un rompecabezas imposible,
qué hacer,
si es imposible también,
transformar el asfalto en un lienzo dorado,
qué hacer,
especialmente eso,
sin ti y tus crayones-acuarela pintándome la piel...
la geometría no importa,
(estoy seguro que dirías eso)
tampoco el mundo,
en cambio lo infame sí,
la recámara, tus senos, mi sexo:
la trinidad máxima,
el verso más oscuro,
lo instantáneo,
lo inmortal
Autor: Helí Paredes
sábado, 21 de febrero de 2009
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
2 comentarios:
Que bonito
alaaaaaaaa que paja no recordaba el poema de la muchacha helí ese día xD!!!
Publicar un comentario